Como restaurador a veces hay temas que nos pueden sonar un tanto remotos, pero que como empresa han de estar muy presente. Hablamos de la identidad de marca de nuestro restaurante, del conjunto de elementos visuales, visibles y reconocibles que lo componen. Entre ellos está el nombre o el logotipo que estará unido a una iconografía, tipografía y paleta de colores determinados incluso el lema o nuestra filosofía, esto los más cool lo llaman “Branding”.
Uno de los primeros pasos que nos puede ayudar en esta búsqueda del santo grial de la identidad de nuestro restaurante es la elección del nombre del restaurante. Hemos de pensar que el nombre no solo actúa de reclamo, sino que comunica un mensaje, da una información, muchas veces relacionada con lo que significa sus palabras.
Si probáis de poner en vuestro buscador de internet como poner nombre a mi restaurante en menos de 0,67 segundos aparecen 44.600.000 resultados de la búsqueda, donde os podéis encontrar auténticas páginas que te generan nombres de marca solamente introduciendo unas palabras clave y otros cientos de páginas que te aconsejan a través de unos puntos como elegir este. Como no soy más original y una de las claves es reproducir con éxito modelos de negocios de éxito, he creído oportuno hacer un decálogo que sintetice estas premisas.
Decálogo para elegir nombre:
- Elige un nombre corto, funcionan mejor porque se pueden memorizar con facilidad.
- Elige nombres que se puedan pronunciar con facilidad.
- Intenta que el nombre informe directamente del tipo de oferta que ofreces en el restaurante.
- Puedes utilizar una palabra que te guste, evocadora.
- Nunca copies un nombre que ya existe.
- Evita los nombres que recuerden otras marcas.
- Puedes buscar un nombre irónico, desenfadado o irreverente siempre que case con tu propuesta.
- Piensa paralelamente en la imagen – el logo – esto ayuda a recordar el nombre.
- Evita asociaciones de ámbito negativo.
- Crea en un nombre que sea duradero en el tiempo.
La elección del nombre está ligado a la elección del cliente que te quieres dirigir. Es otro de los grandes rompecabezas que debemos plantearnos y que es clave. Si decides un aspecto muy amplio, tienes más posibilidades de llegar a un sector más grande de público, pero también tendrás más competencia. Por el contrario, si buscas un segmento en el que no hay oferta y lo haces bien, puede que sea tu fórmula de éxito.
¡Plantéate si eres tú el que busca el cliente o quieres que el cliente te busque a ti!
Como hemos comentado en el decálogo el concepto debe ser claro, conciso, entendible y fácil de recordar como todo concepto de marca que se quiera vender. Y a su vez nos debe transmitir parte de la oferta que el cliente va a encontrar, nuestra filosofía y si me apuras, parte del discurso vital como experiencia que queremos que viva el cliente en nuestra casa.
Os estaréis preguntando por qué llenar tantas páginas con consejos si lo que funciona es Restaurante Gloria o El rincón de Pepe. Pues si parte de verdad está en todo lo que hemos comentado, hacemos referencia a la identidad, la franqueza de una oferta a pecho descubierto, de un restaurante que te hará sentirte en casa, en la de Gloria o Pepe y que posiblemente conocerás de trato amable. Dedicado a un tipo de cliente que busca eso y como se suele decir, no queremos inventar la pólvora. Propongo este caso de estudio en relación a los nombres de restaurantes para los estudiosos de la comunicación y del Branding.
La identidad de marca puede ser un elemento diferenciador y que ayude al futuro cliente a decidirse por la elección de nuestro restaurante, este debe intuir aquello que va a encontrar.
Aviso: Si quieres ser original debes tener cuidado al registrar el nombre. Comprobar que no existe, ni como patente, ni en internet, ni en ningún otro lugar posible.